En otras entradas de este blog hemos dado voz a los jóvenes abogados, porque nos interesa su visión acerca de su propio futuro dentro de la profesión que han elegido. Han compartido con todos nosotros sus ilusiones, su visión acerca de los retos que les esperan, y nos han hablado de su paso por la Universidad.
A la vista de sus opiniones, necesitaba incorporar la visión académica, y conocer de primera mano el papel que juega la Universidad en la renovación del sector, añadiendo más datos a una ecuación, la del futuro de la abogacía, que es sumamente compleja. Una interesantísima perspectiva, la de la Universidad, que enfrenta sus propios retos en un contexto marcado, como no, por la crisis económica.
Además, he podido hacerlo de la mejor de las maneras; Hoy he disfrutado viendo al Doctor José Manuel Martín Osante en su propio ecosistema: La Facultad de Derecho de la UPV en Lejona. José Manuel y yo nos conocemos desde hace muchos años. Compartimos “pueblito bueno”, y hasta este año yo desconocía su importante labor dentro del mundo académico (el pueblito es para llevar bermudas, tomar alguna cervecita y echar de menos la cobertura de datos en el móvil, ¡¡¡nada de trabajo please!!!). Acaba de volver de un viaje de trabajo a El Salvador, y, en medio de la vorágine del inicio de curso, ha sacado tiempo para contarme un montón de cosas interesantes.
Adecuar el plan de estudios para adaptarse a las demandas del sector.
Hablamos de lo que los recién licenciados me han contado sobre su visión de la carrera y su necesidad de adaptarse a los tiempos modernos. José Manuel me explica que no es solo una cuestión de voluntad por parte de la Universidad. La Universidad pública es una organización en la que los procesos de cambio son muy, muy lentos, por su sistema organizativo, su dependencia de la Administración… Por tanto, por definición cuesta cambiar el rumbo. Además, desde hace unos años viven una situación de recorte presupuestario muy agresivo (calcula que en el capítulo de inversiones el recorte acumulado de la UPV/EHU supera el 75% y que en la Facultad de Derecho el recorte de estos años supera el 30%) que hace que todo sea todavía más complicado.
En cierta forma, percibe que están en una situación de desventaja comparativa respecto a la Universidad privada, que consta de estructuras mucho más ágiles a la hora de ejecutar cambios programáticos.
Por supuesto, hablamos del Plan Bolonia… En su opinión, lo que de partida es una buena idea, se ha ejecutado mal, de manera descoordinada entre los países de la UE y entre las Universidades españolas, restando toda la potencia a algo que podría haber sido súper positivo, armonizando sistemas de estudio y potenciando un intercambio de conocimiento entre los países, que serviría para fortalecer las competencias internacionales de los alumnos.
Reorientar la carrera hacia un enfoque más práctico.
Una de las principales quejas de los recién licenciados es que la carrera está anticuada, que no se presta atención a los aspectos “reales” de la profesión. José Manuel me dice que es un diagnóstico que la Universidad comparte en buena medida, y que voluntad para conseguirlo no es lo que falta. En este sentido, los estudiantes de Derecho deben realizar obligatoriamente prácticas fuera de la Facultad, algo que hace pocos años no existía en los estudios de Derecho. En cualquier caso, para conseguir una mayor y mejor formación práctica se necesitan más recursos, más personas, más tiempo de dedicación… También admite que virar el timón cuesta, que los procesos de maduración de los objetivos de mejora son largos. Como ejemplo, la recentísima aparición en la UPV del grado mixto Derecho-Administración de Empresas, amplísimamente demandado desde hace tiempo. Una tarea aparentemente sencilla pero que ha necesitado de 3 años de trabajo.
La labor investigadora de la Facultad de Derecho.
¡En Derecho se investiga! Confieso que me ha pillado de sorpresa, porque dentro de mi prejuicioso conocimiento, la investigación es cosa de carreras técnicas…. Las distintas facultades de Derecho del país, tanto públicas como privadas colaboran y/o compiten por conseguir proyectos de investigación que redundan en beneficio de la práctica real de la abogacía, la del día a día.
Los resultados de esta abundante labor investigadora se difunden principalmente a través de publicaciones en medios especializados, y, por otra parte, en base a canales más o menos formales con Colegios y despachos. Esto, para mi, es un hándicap terrible. Aunque, con solo mirar la página web de la UPV se comprende que la Comunicación es y seguirá siendo una asignatura pendiente…
Es una lástima que no se conozca el trabajo de nuestra Universidad. Es una riqueza malgastada, tanto a nivel de conocimiento como a nivel de oportunidades de colaboración. Un ejemplo, el viaje que José Manuel acaba de realizar a El Salvador, y cuyo objetivo es apoyar a la Universidad local en el conocimiento del sistema legal español en determinadas materias. De esta manera, ayudan a modernizar el sistema legal salvadoreño, que, en origen, se basa en el nuestro. Esto se repite en otros países; México, Guatemala… ¿Veis las interesantísimas posibilidades de colaboración que surgen? La Universidad como un conector…
Colaboración con el sector legal: Despachos, Colegios y otras Universidades, pero no con empresas.
El conocimiento aplicado generado por la Universidad llega a los Colegios fácilmente. También a los despachos que así lo desean. La experiencia de José Manuel es que son los despachos de un cierto tamaño, y con un ámbito de especialización mayor, los más proclives a mantener canales de comunicación abiertos para mantenerse al tanto de las novedades. Esto, por supuesto, es en beneficio directo de sus clientes.
Lo que me sorprende es que las empresas no “hablan” con la Universidad, en lo que a Derecho se refiere. Y mira que habría temas de los que hablar… Captación de talento, por ejemplo. O colaboraciones para montar departamentos in house potentes. O solicitar conocimiento para abordar estrategias de internacionalización… Pero, con todo, nuestras empresas no hablan con la Universidad.
Qué he aprendido hoy.
Básicamente, estas cosas:
- Que tenemos una Universidad desaprovechada, que genera conocimiento para los despachos y las empresas. Y que puede ser una gran conectora.
- Que, como todas las organizaciones, la Universidad tiene un amplio margen de mejora, en muchos campos, incluyendo por supuesto a las personas, sus roles, competencias… Y en materia de comunicación de lo que hacen. Hace falta crear una “marca Universidad”
José Manuel, ¡muchísimas gracias por tu tiempo de hoy! Espero que podamos hablar más de todos estos temas, y ojalá entre todos sepamos darle al mundo universitario del Derecho el protagonismo y la importancia que merece tener.