Para los que nacimos en o antes de los 70, las nuevas tecnologías de la era digital nos suponen un reto constante al que, con esfuerzo, conseguimos adaptarnos. Para nosotros existe un gap tecnológico y digital, es decir, un hueco de aprendizaje que debemos cubrir para seguir siendo profesionales competitivos en un mercado que exige cada vez mayor capacidad de adaptación.
Como cualquier otro reto, existen dos formas de afrontarlo:
- De manera proactiva, buscando soluciones para hacer que nuestras competencias y habilidades converjan con el nuevo escenario.
- De manera reactiva, ignorando o negando el problema, de manera que la brecha de conocimiento existente se vaya incrementando.
Está claro que la única solución productiva es afrontar la situación y poner los medios necesarios para cruzar esa distancia que nos separa de las nuevas reglas del juego. Los cambios generan temor e indecisión, pero el progreso de la humanidad se cimenta sobre ellos, y en muchas ocasiones, las personas se han enfrentado a ellos de manera exitosa. ¿Por qué en esta ocasión iba a ser diferente?
Vencer el gap tecnológico y digital en los despachos de abogados.
Volviendo al gap tecnológico y digital -otro día hablaré de la resistencia al cambio-, y de su proyección al mundo de los despachos: Paulatinamente van surgiendo iniciativas novedosas en el sector legal que se basan en las nuevas tecnologías para ofrecer nuevos servicios (como la bien conocida Legalitas en el panorama nacional, o Rocket Lawyer en Estados Unidos) ¿Cuál es la percepción desde el sector? Evidentemente, de amenaza. Porque lo son, cambian las reglas del juego, el statu quo.
Precisamente la sensación de amenaza y de temor ante el cambio es lo que impide a muchas personas dar los pasos necesarios para aprender y aprovechar las posibilidades ofrecidas por las nuevas tecnologías. Y los abogados no son una excepción, más bien todo lo contrario puesto que el sector muestra una resistencia especial al uso sistemático de las nuevas tecnologías de la era digital. Posiblemente, el perfil de edad de los líderes de los despachos tenga mucho que ver con esto. Es una dificultad importante, pero no insalvable. Y la entrada de los jóvenes talentos en el sector irá disminuyendo el gap tecnológico desde dentro, lo que no es impedimento para que los abogados en ejercicio vayan tomando posiciones y avanzando en el uso de las tecnologías desde una óptica empresarial.
Las ventajas que supone acabar con el gap tecnológico y digital:
La tecnología es solo una herramienta. Y las herramientas las crean las personas para dotarse de una ventaja y mejorar su capacidad de trabajo y los resultados del mismo. Y en el contexto de los despachos, ofrecen ventajas a las que se debe sacar provecho para mantener una ventaja competitiva sostenida. Po ejemplo:
- Mejoras en la productividad. Ayudando a mejorar los procesos de trabajo, lo que revertirá en menores costes y por tanto en incrementos del beneficio.
- Mejores oportunididades de comunicación: Llegar a un público mayor, permitiendo difundir el valor del servicio ofrecido de una manera muy potente.
- Aparición de nuevas oportunidades de negocio: Bien con una base tecnológica, o sobre la incidencia que tienen las nuevas tecnologías en las necesidades de los clientes.
- Incremento en la capacidad de servicio: La posibilidad de acceso remoto a la información permite dar una respuesta rápida y eficiente desde cualquier punto.
Para finalizar, os dejo con un video de David Bowie, Changes, que habla precisamente de eso, de cambios. Espero que os resulte inspirador.